Fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones.
Lucas 24:46-47
Lucas 24:46-47
Un día diferente
El capítulo 20 del evangelio de Juan abre una nueva era: Cristo ha resucitado. El día llamado “el día siguiente del día de reposo” (Levítico 23:11) es ahora “el primer día de la semana”. Jesús ya no es el que va hacia la cruz, sino el que venció la muerte, el Hombre resucitado.Ese mismo día, cerca de su tumba, encontró a una mujer que lloraba, María Magdalena, la llamó por su nombre, la consoló y le confió un mensaje que rebosaba de esperanza.Dos discípulos que se alejaban de Jerusalén llenos de tristeza se dirigían hacia una aldea llamada Emaús. Jesús se acercó a ellos de incógnito y les habló. Más tarde ellos dijeron: “¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras?” (Lucas 24:32).La noche de aquel mismo día los discípulos estaban reunidos en un lugar cuyas puertas habían sido prudentemente cerradas. “Vino Jesús, y puesto en medio, les dijo: Paz a vosotros. Y cuando les hubo dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor” (Juan 20:12-20). Jesús les trajo la paz, paz que había hecho “mediante la sangre de su cruz” (Colosenses 1:20) y que estaba acompañada de un gozo puro.Aún en ese día el Señor encontró a Pedro (Lucas 24:34), entrevista que permaneció secreta entre el Maestro y su discípulo. Sí, Jesús vive. ¿Lo hemos experimentado también?
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