Sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien.
Romanos 8:28
Romanos 8:28
Todo trabaja para el bien del hijo de Dios
Romanos 8:26 dice que no sabemos qué hemos de pedir. Cuando sentimos en nuestro cuerpo y en nuestro espíritu cómo todo está afectado por el pecado, ello nos causa una sensación de incapacidad de hacer frente al problema y podríamos llegar a desanimarnos. Entonces contrasta esa pequeña palabra del versículo 28 que contiene una gran voz de aliento: “Sabemos”. Ese es el lenguaje de la fe. Cuando vemos que todo se corrompe a nuestro alrededor y que nuestro cuerpo es frágil, podemos experimentar que a aquellos que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien.Qué consuelo tan grande es saber que Dios está por encima de toda corrupción y deterioro. A veces Él utiliza las dificultades para enriquecer la vida espiritual de los suyos. ¿No nos ha sucedido que algo horrible por lo cual tuvimos que pasar nos acercó más a Dios? Fijémonos bien que aquí dice: “a los que aman a Dios”. Decir, sin más, que todas las cosas ayudan a bien, es falso. Sólo podemos decirlo si amamos a Dios. Nuestro amor por Dios hará que nunca dudemos de Él, aun si tenemos contratiempos en nuestra vida.Enfermedad, desempleo, pobreza, un defecto físico, un accidente, una defunción… Dios utiliza todas estas cosas para que nos despeguemos de lo terrenal y dirijamos nuestra atención y nuestros anhelos hacia las cosas eternas.Dios conoció de antemano, predestinó, llamó, justificó y glorificó (Romanos 8:29-30) a seres, antes miserables y perdidos, para su glorioso destino celestial.
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