CON DIOS EN UNA EMERGENCIA

Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento.
Salmo 23:4

Con Dios en una emergencia

La catástrofe más grande que ocurrió en el mar Báltico desde 1945 tuvo lugar algunos años más tarde. Según los datos oficiales, al hundirse el «Estonia», perecieron 912 personas. Sólo 139 pasajeros pudieron ser rescatados.Uno de los sobrevivientes era un joven creyente sueco. Su cabina se hallaba en la parte inferior del barco. Cuando éste se inclinó, el joven corrió hacia arriba. En las escaleras el agua vino a su encuentro. Hallando un chaleco salvavidas, saltó al mar. Con dificultad alcanzó un bote salvavidas y logró subir a él a otros dos náufragos. Él oraba continuamente y después de dos horas el pequeño bote fue descubierto por una embarcación finlandesa. Después de su salvamento, el creyente declaró: –Hablaba constantemente con Dios. Así me sentía seguro. Si hubiese muerto, ahora estaría con él.En una entrevista se le preguntó al náufrago rescatado si el accidente no había hecho vacilar su fe en Dios. Él respondió que no se podía culpar a Dios por esa catástrofe y que su fe en Dios no había cambiado.Con este relato no queremos decir que los creyentes que se encuentren en dificultades siempre serán rescatados de toda emergencia y peligro. Las mismas noticias también informaron que otros cristianos murieron. Pero por grande que sea el desastre, Dios está con aquellos que por la fe aceptaron a Cristo como Salvador. Él está con ellos hasta en la muerte.¿No quisiera confiar en Dios, no sólo en una emergencia sino en toda su vida?