Está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio.
Hebreos 9:27Venid luego, dice el Señor, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos.
Isaías 1:18
No habrá segunda oportunidad
¿Qué ocurre después de la muerte? Es una pregunta que debemos abordar. Equivocadamente, algunos piensan que todo habrá terminado; otros creen que Dios es demasiado bueno para que haya un infierno. Algunos también se persuaden de que volveremos a vivir en un cuerpo diferente, humano o animal.El versículo citado en el encabezamiento contradice tales ideas. La muerte, amenaza inevitable, no es el fin de todo. Es el paso a otro mundo donde seremos juzgados, y el juicio dependerá de la relación que cada ser humano haya tenido con Dios durante su vida. No habrá una segunda oportunidad. No estaremos con Dios a causa de nuestras buenas obras o nuestros méritos. No, pues sólo la obra del Señor Jesús en la cruz nos abre el acceso al cielo. Cristo soportó el castigo divino contra el pecado en lugar de todos aquellos que confían en él.Quienes hayan creído a Dios serán recibidos en la presencia divina, lugar de paz, gozo y plenitud. Los que hayan rehusado arrepentirse serán castigados eternamente, lejos de la presencia del Señor. ¡Es un destino aterrador! Hoy Dios nos pide que confiemos en él para esta vida y para la venidera. “Nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio” (2 Timoteo 1:10).
Hebreos 9:27Venid luego, dice el Señor, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos.
Isaías 1:18
No habrá segunda oportunidad
¿Qué ocurre después de la muerte? Es una pregunta que debemos abordar. Equivocadamente, algunos piensan que todo habrá terminado; otros creen que Dios es demasiado bueno para que haya un infierno. Algunos también se persuaden de que volveremos a vivir en un cuerpo diferente, humano o animal.El versículo citado en el encabezamiento contradice tales ideas. La muerte, amenaza inevitable, no es el fin de todo. Es el paso a otro mundo donde seremos juzgados, y el juicio dependerá de la relación que cada ser humano haya tenido con Dios durante su vida. No habrá una segunda oportunidad. No estaremos con Dios a causa de nuestras buenas obras o nuestros méritos. No, pues sólo la obra del Señor Jesús en la cruz nos abre el acceso al cielo. Cristo soportó el castigo divino contra el pecado en lugar de todos aquellos que confían en él.Quienes hayan creído a Dios serán recibidos en la presencia divina, lugar de paz, gozo y plenitud. Los que hayan rehusado arrepentirse serán castigados eternamente, lejos de la presencia del Señor. ¡Es un destino aterrador! Hoy Dios nos pide que confiemos en él para esta vida y para la venidera. “Nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio” (2 Timoteo 1:10).
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