CORREO INHABITUAL

La salutación es de mi propia mano, de Pablo, que es el signo en toda carta mía; así escribo. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros.
2 Tesalonicenses 3:17-18

Correo inhabitual

Según su costumbre, el señor Gallagher se paseaba al atardecer por la costa irlandesa del Atlántico. Su mirada cayó sobre una botella que las olas arrojaron al litoral. Él sabía que en ese lugar las botellas eran muy comunes; sin embargo la tomó para examinarla. Efectivamente, era una botella especial que servía de correo. Los participantes de una expedición al polo norte con trineos tirados por perros la habían echado al mar hacía tres años y la corriente marina la había transportado sana y salva a Irlanda, a pesar de todos los obstáculos. El paseante fue recompensado por transmitir los datos importantes que venían en dicha botella.El saludo del apóstol Pablo a los creyentes de Tesalónica hizo, por así decirlo, un viaje mucho más largo en el tiempo, unos 1950 años. En general, un documento tan antiguo se considera con gran estima. En sí, ya es un milagro que esa epístola, junto con otros escritos sagrados, haya salido victoriosa de los muchos peligros que la han acechado en esos casi dos milenios. La Biblia fue amenazada muchas veces en ser completamente destruida y actualmente también es destruida en algunos países. Sin embargo, Dios hizo el milagro de conservar este testimonio escrito hasta hoy.¿Quisiera aprender a conocer la gracia del Señor Jesús, cuyo mensaje el apóstol desea para los destinatarios de su epístola? Los hombres de hoy también la necesitan urgentemente.