En la casa del Señor moraré por largos días.
Salmo 23:6
Por la fe Jacob, al morir… adoró apoyado sobre el extremo de su bordón.
Hebreos 11:21
El tiempo de mi partida está cercano… He acabado la carrera.
2 Timoteo 4:6-7
Salmo 23:6
Por la fe Jacob, al morir… adoró apoyado sobre el extremo de su bordón.
Hebreos 11:21
El tiempo de mi partida está cercano… He acabado la carrera.
2 Timoteo 4:6-7
Justo del otro lado
Para volver más pronto a su casa, una niña acostumbraba atravesar el cementerio. Cierto día alguien le preguntó si no sentía miedo al pasar por ese lugar de noche. –No, contestó la pequeña, mi casa está justo del otro lado. Para usted, ¿qué hay justo del otro lado del cementerio? Para mí, que confío en la obra del Señor Jesús, justo del otro lado también está la casa de mi Padre celestial; lugar de reposo junto a Jesús.
La señora S. estaba moribunda en el hospital, sin embargo su rostro se iluminó al exclamar: –Ayer estaba muy mal y creí que el Señor venía a buscarme, pero tengo que esperar todavía un poco para irme al cielo. ¿El cielo? ¡Es mi país!
Muy cerca, un pabellón que forma parte del hospital abriga decenas de enfermos terminales. Un televisor trata de distraer la mente de los pacientes con imágenes y canciones. Todo está estudiado para entretenerlos a fin de que no piensen en la muerte. ¿Quién se pregunta si están preparados para encontrar a Dios? ¿Partirán sin saberlo y sin conocer su destino? Quizá pusieron todo en orden en la tierra pero, ¿están en regla con Dios?
Y para usted, ¿qué hay justo del otro lado de la muerte? ¿Está su casa, la casa del Padre?
Para volver más pronto a su casa, una niña acostumbraba atravesar el cementerio. Cierto día alguien le preguntó si no sentía miedo al pasar por ese lugar de noche. –No, contestó la pequeña, mi casa está justo del otro lado. Para usted, ¿qué hay justo del otro lado del cementerio? Para mí, que confío en la obra del Señor Jesús, justo del otro lado también está la casa de mi Padre celestial; lugar de reposo junto a Jesús.
La señora S. estaba moribunda en el hospital, sin embargo su rostro se iluminó al exclamar: –Ayer estaba muy mal y creí que el Señor venía a buscarme, pero tengo que esperar todavía un poco para irme al cielo. ¿El cielo? ¡Es mi país!
Muy cerca, un pabellón que forma parte del hospital abriga decenas de enfermos terminales. Un televisor trata de distraer la mente de los pacientes con imágenes y canciones. Todo está estudiado para entretenerlos a fin de que no piensen en la muerte. ¿Quién se pregunta si están preparados para encontrar a Dios? ¿Partirán sin saberlo y sin conocer su destino? Quizá pusieron todo en orden en la tierra pero, ¿están en regla con Dios?
Y para usted, ¿qué hay justo del otro lado de la muerte? ¿Está su casa, la casa del Padre?
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