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lunes, 4 de junio de 2007

GLORIARSE en las tribulaciones

Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia… prueba… esperanza… amor.
Romanos 5:3-5
Gloriarse en las tribulaciones (2)(Leer Romanos 5:3-5)
Una tribulación se hace difícil de verdad cuando empieza a durar mucho tiempo; por eso necesitamos paciencia. Podemos contar con la fidelidad y la ayuda del Señor para resistir cuando las dificultades se prolongan. Durante este tiempo, Él desea sostenernos y darnos la fuerza necesaria para soportar. Esa es la “prueba” que se menciona en el versículo 4. Probamos, gustamos y experimentamos su apoyo lleno de amor. Es una experiencia maravillosa en medio de la tristeza.La consecuencia de esa experiencia o prueba es la esperanza. Al experimentar quién es Dios en nuestra vida cotidiana, aprendemos que Él no nos abandona y que nos llevará adonde tanto desea tenernos, a su presencia. Ya vemos cómo lo uno origina lo otro. Ahora todavía se añade algo maravilloso, el amor. El amor es la naturaleza de Dios. Dios es amor y ha derramado su amor en nuestro corazón. Podemos tener dificultades muy grandes, pero en nuestro corazón tenemos la convicción de que Dios, en su amor, nunca perderá el control de la situación.Para experimentar ese amor de Dios no necesitamos esforzarnos por nosotros mismos. Nos faltaría la fuerza para ello, de la misma manera que no teníamos la capacidad para justificarnos ante Dios. Ahora hay una nueva fuente de poder en nosotros, el Espíritu Santo, quien es Dios. Él ha derramado en nosotros el amor de Dios.

EL SUPREMO MILAGRO

Somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre… porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.
Hebreos 10:10 y 14
El supremo milagro: la vida eterna
“Jesús… anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo” (Hechos 10:38). Ninguna aflicción, enfermedad o minusvalidez lo superaba. Los lisiados, ciegos, sordos o leprosos a quienes el Señor encontraba eran liberados de sus miserias. Estas dolencias físicas son la imagen de los problemas de orden moral que aquejan a los hombres y los privan de relacionarse con el Dios santo y justo.Jesús no se contentaba con mejorar el estado de los enfermos que se acercaban a él, sino que los curaba completamente. Envió a sus discípulos a decir a Juan el Bautista: “Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados” (Mateo 11:5). Hoy en día, en el plano moral ocurre lo mismo; Jesús no mejora al pecador, sino que lo salva entera y definitivamente. Hace de él un hombre nuevo.Tal es el poder de Jesucristo y su amor. Quienquiera que usted sea, Dios puede y quiere salvarle. Una única cosa podría privarle de su salvación: que usted no la aceptase. Entonces usted sería el único responsable de su eterna desdicha. Pero hoy Jesús le ofrece la vida eterna, el más grande de todos los milagros y por el que pagó el supremo precio. “La dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 6:23). “¡Gracias a Dios por su don inefable!” (2 Corintios 9:15): ¡Regalo tan grande que no tenemos palabras para expresarlo!

sábado, 2 de junio de 2007

¿CUAL ES SU ESPERANZA?

Bendito el varón que confía en el Señor, y cuya confianza es el Señor.
Jeremías 17:7El Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza.
Romanos 15:13
¿Cuál es su esperanza?
Lo siguiente fue leído en el diario francés Le Figaro: «No hay tarea más urgente que la de devolver un poco de esperanza a aquellos que ya no la tienen. Ya nadie cree en nada. Nos falta esperanza porque nos falta fe». Es una triste constatación. Pero, ¿cómo tener esperanza? El autor del artículo desarrolla su pensamiento reprochando a los hombres su falta de confianza en los demás y aconseja «hacer un esfuerzo para procurar vivir con el prójimo».¿Está el mundo sin esperanza por no tener verdadera fe? ¿Y qué es la esperanza?Se dice: –Espero que haga buen tiempo, que mi salud mejore, que me acontezca tal o cual cosa… Nadie en la tierra está 100 % seguro de lo que va a ocurrir mañana. Pero cuando Dios dice: “Yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros… pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis” (Jeremías 29:11), nos da una seguridad. Esta esperanza está personificada en Aquel que es el verdadero y no cambia: “Jesucristo nuestra esperanza” (1 Timoteo 1:1). Como todo hombre, estábamos “sin esperanza y sin Dios en el mundo” (Efesios 2:12), pero Jesucristo vino y nos anunció las buenas nuevas de la paz, y mediante su sangre hizo la paz para acercarnos a Dios.“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11:1). Certeza y convicción son palabras que corresponden a quienes confían en Jesucristo.

UN DIOS QUE LO SABE TODO


Todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.
Hebreos 4:13La sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.
1 Juan 1:7

Un Dios que lo sabe todo

Por motivo de una venta cercana tuve que desocupar y limpiar la casa de mi infancia. Era conmovedor hallarme frente a frente con mi pasado. En un rincón del antiguo taller de mi padre descubrí un instrumento a presión que llamábamos un «siete» o barrilete, el cual servía para mantener inmóvil la pieza de madera en la que queríamos trabajar. Ese siete estaba quebrado por la mitad. Fácilmente reconocí los vestigios de una falta que había cometido hacía sesenta años.Debía serruchar una pieza de madera dura y, para inmovilizarla, había golpeado muy fuerte con el mazo sobre el siete, al punto que éste se rompió. Como temía los reproches de mi padre, quien a menudo me había advertido al respecto, volví a poner el siete en su lugar y lo trabé con un calce, de modo que parecía estar en buen estado. Ese simulacro no pudo engañar la perspicacia de mi padre y el culpable pronto fue identificado. Entonces reconocí mi falta y fui perdonado. Si ésta no hubiese sido revelada, mi conciencia habría permanecido cargada por esa falta de rectitud.Un día u otro la verdad sale a la luz. Es una de las permanentes afirmaciones de la Biblia. ¡Lo que no haya sido revelado en la tierra, lo será ante el tribunal de Dios! Esto debe hacernos reflexionar seriamente y conducirnos a confiar plenamente en ese Dios que todo lo ve pero que desea perdonarnos.

REFORZANTE EN EL SABOR

¿En tan poco tienes las consolaciones de Dios, y las palabras que con dulzura se te dicen?
Job 15:11Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas.
1 Pedro 2:21
Reforzante de sabor
Por curiosidad leí cuál era la composición de una bebida refrescante que acababa de comprar: extracto de frutas, acidificantes, diferentes azúcares, y la lista terminaba en la mención: reforzante de sabor.El sabor de este jugo de fruta fue, pues, juzgado como insuficiente por su fabricante. Por eso tuvo que realzarlo y darle mayor intensidad. Este detalle nos hace pensar en que cada vez se buscan más emociones y sensaciones fuertes. La gente está hastiada de las cosas sencillas de la vida; ¡quiere novedades, «suspense» e incluso escalofríos! Pero esta huida hacia el futuro no colma nuestras profundas necesidades.Felizmente, lo que Dios propone a toda persona no es una fuerte sensación pasajera ni llamativa. Ofrece algo profundo y durable: su amor y su paz. Nos da una esperanza y un motivo para vivir en el presente; no valores artificiales, sino una apreciación del verdadero bien. Jesucristo nos da un ejemplo de perfección moral. Quizás usted considere esto como pasado de moda. Si la vida de Jesús le parece historia antigua, esto prueba que usted nunca ha tenido un encuentro personal con él. Cuando Jesús, muerto en la cruz y resucitado, se hace realidad para nosotros, descubrimos su sorprendente actualidad y su poder para salvarnos. Al conocerle así, podemos regocijarnos “en el Señor siempre” (Filipenses 4:4).

viernes, 1 de junio de 2007

DIOS NO QUIERE ALMAS PERDIDAS


El hombre que reprendido endurece la cerviz, de repente será quebrantado, y no habrá para él medicina.
Proverbios 29:1

Dios no quiere que las almas se pierdan

Un hombre estuvo varias veces al borde de la muerte. Cierta vez estaba en una excursión en alta montaña cuando una capa de hielo se quebró bajo sus pies y casi se ahoga en un lago glacial. En otra oportunidad su barco de vela zozobró en una tempestad. Se salvó gracias a la intervención de la policía marítima. Después, al llegar a la edad de cuarenta años, enfermó de leucemia. Gracias a un excelente tratamiento médico, la enfermedad se detuvo y Dios le otorgó quince años más de vida, hasta que en una tormenta provocada por un huracán, un árbol cayó sobre su auto mientras viajaba y murió.¿Por qué cuento todo esto? Porque este hombre, quien era muy amable con todo el mundo, tenía unos vecinos creyentes. Uno de ellos le habló varias veces de la necesidad de creer personalmente en Jesucristo. Pero aunque el hombre conocía bien la Biblia, no pensaba que necesitaba un Salvador.Dios quería salvar a este hombre y le advirtió de diversas maneras y de formas impresionantes. Pero en aquel día tormentoso había llegado el fin de su vida en la tierra. De un momento a otro fue llamado a pasar a la eternidad, para responder por sí mismo ante su Creador.Quizá Dios ya advirtió personalmente al lector. ¿Cómo reaccionó usted? ¿Tomó la mano que el Señor Jesús le tiende, para dejarse salvar? “Dios nuestro Salvador…quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad” (1 Timoteo 2:3-4).

LA BIBLIA,UN MENSAJE DE DIOS


La palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.
Hebreos 4:12

La Biblia, un mensaje de Dios

Usted tiene muchos motivos para leer la Biblia. Uno de ellos es que es el libro más difundido, uno de los más antiguos y el fundamento de muchas culturas. Pero la razón esencial es que la Biblia es la Palabra de Dios. Por medio de ella usted oye hablar a Dios.Si su patrón le habla, ¿usted no lo escuchararía? Si una célebre personalidad le escribe, ¿no leería su carta? Entonces, cuando su Creador se dirige a usted, no descuide sus palabras. Si las cree, ellas cambiarán su vida y le darán un sentido. Por ellas usted tendrá la seguridad de que no está en la tierra por casualidad, sino que Dios decidió su existencia. Usted sabrá que su existencia no acaba con la muerte (el polvo), sino que su alma es eterna.Ya no estará más solo en sus dificultades, sufrimientos y desconsuelo. Nunca más solo, pues al umbral de este nuevo año, el Señor nos promete: “He aquí yo estoy con vosotros todos los días” (Mateo 28:20).El Dios de la Biblia, el Dios de Abraham, de David, de los apóstoles y de tantos creyentes también será su Dios, un Dios que quiere obrar en su vida y transformarla.En realidad este es un milagro y, por ende, la mayor prueba de la inspiración divina de este libro. En él usted descubrirá el verdadero rostro de Dios, un Dios con quien podrá tener una preciosa relación personal. La Biblia le enseñará a vivir plenamente.