Esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado.
1 Pedro 1:13
¿Qué espera usted?
El verbo esperar traduce la constante pero incierta esperanza que los hombres tienen en muchos ámbitos: salud, vida social, tiempo libre, relaciones…Para algunos, buena salud o curación, éxito escolar o profesional, felicidad conyugal o familiar colman su espera, mientras que para otros, el fracaso y la decepción reinan en sus vidas. Hasta llegan a dudar de que una alegría durable sea posible en la tierra y terminan por desesperarse.Quizás el lector justamente forma parte de aquellos que no tienen esperanza. Está enfermo, cansado, decepcionado, incomprendido… Se siente muy solo…Entonces, escuche estas palabras que no son una promesa humana sino un verdadero compromiso divino: “Yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice el Señor, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis… me buscaréis y me hallaréis” (Jeremías 29:11 y 13).A menudo, sólo cuando todas nuestras esperanzas terrenales son aniquiladas nos decidimos a buscar socorro junto a Jesucristo el Salvador. En Él nuestra esperanza se convierte en seguridad y certeza. “La esperanza puesta delante de nosotros, la cual tenemos como segura y firme ancla del alma” (Hebreos 6:18-19).Él da la vida eterna; maravilloso nacimiento a la verdadera vida, vida de relación con Él para aquel que pone su confianza en Jesucristo. “Vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios… tenéis vida eterna” (1 Juan 5:13).